No nos dejemos embaucar por lo estrambóticamente complicado. No hay nada más sencillo en expresión plástica que el punto y, a pesar, o gracias a su sencillez, tiene mucha fuerza de atracción visual.
El punto es versátil y flexible y, a través de puntos podemos crear formas, composiciones, patrones, sensación de movimiento...
Podemos dibujar puntos, podemos pintar puntos, o podemos ensuciarnos y divertirnos mucho más estampando puntos.
Solo necesitamos un soporte (cuando más grande mejor, y si puede cubrir toda la mesa, mejor que mejor), pintura y objetos para estampar.
Que los artistas salgan a buscar objetos para estampar puntos: tapones de botella, corchos, la goma de los lápices, bastoncillos, vasos, tapas, rodillos... Y que no cunda el pánico si no podemos encontrar ningún objeto porque siempre llevamos a mano la herramienta perfecta para estampar puntos: ¡los dedos!
Estampar nos provoca una relación diferente con la pintura, el instrumento y el resultado final. Es como pintar pero más inmediato, provocador y revoltoso.
- Implica movimientos repetitivos
- Crea resultados al momento
- Permite repetir el mismo resultado una y otra vez
- Es muy rápido
La provocación es la creación de puntos, los artistas partirán de esta invitación y crearán a su antojo. Puede que pasen de los puntos a líneas y formas, que combinen estampar con pintar, que hagan un revoltijo de puntos o que creen una composición limpia y estática.
¡Hay muchas posibilidades!
La artista L, después de estampar concienzudamente y en línea recta más de una veintena monocromática de puntos, dejó de utilizar el rodillo para estampar y usándolo como pincel mezcló y emborronó a su gusto.
Es importante entender las actividades como invitaciones y no quedarnos neciamente en una instrucción prefijada.
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